Me decía el otro día un compañero de la revista Interviú que ser niño en Torrevieja es peligroso. Y tiene razón si vemos lo ocurrido en el hospital de esta localidad alicantina, público pero de gestión privada. Cinco bebés de menos de 24 meses han fallecido en los últimos años y ahora se ha descubierto que numerosos médicos de origen extranjero no tienen homologados sus títulos en España.
Esta semana lo contamos en un reportaje, que no ha dejado indiferente a nadie, porque una cosa es que te lo cuente la vecina en la escalera y otra es verlo publicado con el testimonio de padres y las fotografías de los niños fallecidos. Todos tienen como denominador común esa mirada inocente de los bebés y todos tuvieron la desgracia de convertirse en las víctimas de una presunta mala praxis. Nadie me lo ha explicado todavía, pero tampoco a sus padres. Creo que nadie puede explicarlo. Dicen que los sucesos no tienen explicación lógica, aunque siempre busquemos una respuesta que de alguna manera nos ayude a dormir mejor y pensar que nuestro sistema sanitario es bueno y fiable. De momento hay siete médicos imputados por el juzgado.
Tras tener durante días las fotografías de esos pequeños sobre mi mesa sólo puedo pensar que el tiempo cura las heridas, ahora sólo falta que también se haga justicia.
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