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Tras la publicación esta última semana de un reportaje sobre ilegalidades urbanísticas en el Ayuntamiento de Cáceres en la revista Interviú (http://tinyurl.com/35m43qp) no se han hecho esperar las reacciones. Varias personas han dejado sus comentarios expresando su malestar por el tono del reportaje, aunque la mayoría no se lo habían leído en el quiosco, sino el corto resumen que se publica en la web. Lo que viene a demostrar que nunca llueve a gusto de tod@s.
La mayoría de las quejas argumentan que en ningún momento la sentencia dice que se deban derribar las casas y, es cierto, ya que la sentencia del Tribunal Supremo dice que la zona debe de quedar tal y como se encontraba al principio, antes de la construcción de las mismas y ya se ha pedido la ejecución de la sentencia. Es decir, que o las viviendas se hacen invisibles o se derriban y se deja la zona tal y como estaba al principio del movimiento de tierras. Eso es lo que dice la sentencia del Supremo. Como la primera de las opciones es difícil a no ser que se contrate al mago David Coperfield me temo que lo más viable será la segunda opción. Por mucho que le duela a quien esto escribe y a los propietarios de las mismas, que tienen obligación legal de informarse sobre el inmueble que compraron y su situación legal.
Y es que a veces las verdades duelen a todo el mundo.